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Sueldos de hambre, pensiones de hambre

Publicado: 2014-08-23


La reciente implementación de la contribución obligatoria de los trabajadores independientes menores de 41 años a algún sistema de pensiones ha abierto el debate sobre el desempeño del Sistema Privado de Pensiones (SPP) en muchas direcciones sin casi ningún hilo conductor, salvo el descontento que producen las AFP y sus altas comisiones. También se ha hablado del poco valor de las pensiones del SPP y el congelamiento de las pensiones del Sistema Nacional (SNP), algo que yo creo debe ser lo principal en una discusión sobre cualquier sistema de pensiones.

No debería sorprender lo bajo que son las pensiones en el SPP toda vez que este sistema se sustenta exclusivamente en la capitalización individual, es decir la relación es casi directa entre lo que se gana y aporta y la pensión que se obtiene. Si el sueldo es bajo o si no se cotiza suficientemente, entonces la pensión será baja. Si las rentabilidades fueran buenas y las comisiones no fueran tan altas, entonces las pensiones podrían ser un poco mejores, pero eso no está sucediendo. Hay siempre que tomar en cuenta que las rentabilidades del fondo publicitadas por las AFP y el gobierno no están tomando en cuenta el costo de las comisiones. Un reciente reporte de la SBS (link) de la distribución de pensiones de jubilación muestra que un poco más del 50% de los pensionistas del SPP tiene una pensión mensual menor de S/. 600 mientras que el 10% tiene una pensión mayor de S/. 2,000, y la pensión promedio es S/. 984. En el SNP, la pensión promedio es aproximadamente S/.580. En términos comparativos, se observa que el 85% de los pensionistas más pobres del SPP tienen el mismo promedio de pensión que obtendrían en el SNP, o dicho de otro modo: el SPP, en promedio, da mejores pensiones que el SNP solo para el 15% más rico de sus pensionistas.

Con algunos supuestos y los datos administrativos de las pensiones de jubilación se puede calcular la desigualdad de pensiones mediante el índice de Gini, el cual va de 0 (perfecta igualdad) a 1 (máxima desigualdad). El Gini en el SPP es 0.51, el cual resulta siendo una cifra elevada y parecida a la que se observa en los ingresos. En cambio, el Gini en el SNP es 0.24 (datos de 2007). Lo que revelan estas diferencias en la desigualdad es lo fundamental del diseño de los sistemas de pensiones. En el caso del SPP, el esquema de ahorro es individual, cada persona vela por su propio ahorro, vive en un aislamiento donde no comparte ni cubre riesgos con nadie más, no hay mecanismos redistributivos. En cambio en el SNP hay pensiones mínimas y máximas y por tanto sí pueden existir mecanismos redistributivos y por eso se observa una menor desigualdad en las pensiones. Entonces, ¿Quiénes van a defender un sistema de capitalización individual? Naturalmente ese 15% más rico del SPP que mencioné líneas arriba. 

Estas descripciones son ilustrativas de un problema mayor: el extraño diseño del sistema de pensiones peruano donde un esquema público y privado compiten en lugar de complementarse. Es grave mantener el status quo tanto por el lado de los costos fiscales como el de la desigualdad. Espero que ambos sistemas puedan unirse más pronto que tarde sin irse a ninguno de los extremos que estos sistemas representan. Es decir, la capitalización pura sin redistribución limita el acceso a mejores pensiones para una gran mayoría, y por otro lado sería ciego no tomar en cuenta los desincentivos a la contribución cuando el sistema es totalmente público. Finalmente un nuevo y único sistema debería también integrar las pensiones sociales (Pensión 65) y procurar hacer su cobertura más universal a fin de ayudar al combate de la pobreza en la vejez. Mucha focalización tiene efectos adversos en la cohesión social, mientras que las políticas universales ayudan a sentirnos parte de una misma sociedad y compartir el mismo destino que otros ciudadanos.


Escrito por

Javier Olivera

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Publicado en

El Emilio

Temas sociales, política económica