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El sistema de pensiones peruano

(Mi articulo que aparece hoy en diario Gestion, 07.10.2014)

Publicado: 2014-10-07

Los 20 años transcurridos desde la creación del Sistema Privado de Pensiones (SPP) permiten hacer una evaluación del nivel de pensiones con datos reales del sistema. Por ejemplo, hace 20 años, un trabajador con 45 años de edad podía elegir afiliarse al SPP o al Sistema Nacional de Pensiones (SNP). Hoy, esa persona tiene la edad de jubilación y puede acceder a una pensión. Asumiendo que este trabajador siempre ha ganado la Remuneración Mínima Vital (RMV) y que, felizmente, nunca ha estado desempleado, la pensión promedio que obtendría en el SPP sería S/. 117, mientras que si se hubiera afiliado al SNP hoy ya tendría derecho a una pensión mínima de S/. 484. La pensión del SPP ni siquiera es mayor a la pensión social (Pensión 65, S/. 125) y la pensión del SNP es 4 veces mayor a la del SPP. En términos de la rentabilidad ofrecida por el SPP, los cálculos indican que la tasa de rentabilidad real neta de costos fue de apenas 2.5% anual. En cambio la tasa de rentabilidad real en el SNP sería equivalente a 17.3% anual. 

Estos datos revelan una alarmante falta de articulación, pocos incentivos para afiliarse y desigualdad en el sistema de pensiones. Por un lado, el SPP brinda mejores pensiones que el SNP solo para los trabajadores de altos ingresos, y en otros casos otorga pensiones que luego de 20 años de contribuciones son menores que la pensión social. En estas condiciones ¿Qué incentivos tiene un trabajador de bajos ingresos para afiliarse y contribuir regularmente al SPP?. De otro lado, el SNP es un esquema basado en reparto, es decir su sostenibilidad requiere de una adecuada relación entre el número de afiliados activos y pensionistas; sin embargo, la coexistencia con el SPP implica que una gran masa de trabajadores ahorra solo individualmente y no participa del esquema de reparto. En consecuencia, el Estado debe transferir importantes recursos para pagar las pensiones del SNP que no se pueden pagar totalmente con los aportes de sus asegurados activos. Pero hay más, los sistemas de pensiones están segmentados, los trabajadores de mayores ingresos están en el SPP y no en el SNP, mientras que los de bajos ingresos están repartidos en ambos. Esta segmentación crea aun una dificultad mayor para la sostenibilidad del SNP pues los individuos de mayores ingresos –que están en el SPP- no contribuyen al fondo de reparto. En el estado actual de las cosas, los impuestos de todos, incluso de los no afiliados, sirven para pagar pensiones en el SNP y Bonos de Reconocimiento en el SPP y permitir que los trabajadores de mayores ingresos del país sigan ahorrando individualmente en sus cuentas de ahorro del SPP.

Para emprender una reforma de pensiones en Perú es necesario pensarla en forma integral. Sería un grave error mantener el status quo por los costos fiscales y la desigualdad. Espero que el SPP y SNP puedan unirse más pronto que tarde sin irse a ninguno de los extremos que estos esquemas representan. Es decir, la capitalización pura sin redistribución limita el acceso a mejores pensiones para una gran mayoría, y por otro lado, sería ciego no tomar en cuenta los desincentivos a la contribución cuando el sistema es totalmente de reparto. Un nuevo y único sistema debería también integrar las pensiones sociales de Pensión 65 y procurar hacer su cobertura más universal a fin de ayudar al combate de la pobreza en la vejez. Hay que recordar que mucha focalización tiene efectos adversos en la cohesión social, mientras que las políticas universales ayudan a sentirnos parte de una misma sociedad y compartir el mismo destino que otros ciudadanos.


Escrito por

Javier Olivera

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Publicado en

El Emilio

Temas sociales, política económica