La exoneración de contribuciones a Essalud incrementa la desigualdad económica
La aprobación del Congreso para exonerar permanentemente las gratificaciones del pago de contribuciones (Essalud, ONP y AFP) es un error demasiado grande y muestra las limitaciones de los congresistas para evaluar correctamente, por un lado, los riesgos de financiamiento de la seguridad social en el largo plazo, y los efectos dañinos sobre la distribución de ingresos y la provisión de servicios públicos. Esto es especialmente grave para el financiamiento de Essalud y ONP que son seguros para salud y pensiones, respectivamente, con un “fondo común”.
¿Porque esta medida incrementa la desigualdad de ingresos? Todos los trabajadores contribuyen con el 9% de su salario a Essalud, pero los que más usan sus servicios son los trabajadores de bajos ingresos, mientras que los trabajadores de altos ingresos usan otros seguros privados de salud. Al reducirse los ingresos de Essalud por la medida del Congreso, la institución tendrá que aumentar el precio de sus servicios (copago, medicinas), bajar la calidad de su atención, o lo que es peor, limitar sus servicios a la población asegurada. O sea, las personas de bajos ingresos que son usuarias de Essalud tendrán hoy un poco más de plata en el bolsillo pero pagaran más (en dinero o mal servicio) cuando vayan a atenderse en Essalud. Los trabajadores de altos ingresos también tendrán más plata en el bolsillo y seguirán yendo a sus seguros privados de salud, pues ellos no usan Essalud. Al final del día, lo que tenemos es que la medida del Congreso es sobretodo positiva para los más ricos, pero es mala para los más pobres. Cualquier medida de desigualdad que tome en cuenta estos efectos mostrará que la decisión del Congreso aumenta la desigualdad.
Essalud es prácticamente el único seguro sobreviviente en el Perú que se basa en la solidaridad. Lo que ha hecho el Congreso es justamente debilitar el financiamiento clave para ese principio. Y hace algún tiempo, el Congreso y el Gobierno también redujeron las tasas del impuesto a la renta, que aunque parece que todo el mundo quedó feliz, la verdad es que la medida benefició sobre todo a las personas de ingresos medios y altos, pues ellas ahorraron más en el pago de impuestos que las de ingresos bajos. Parece que en el país se ha puesto de moda bajar contribuciones e impuestos, pero es paradójico que al mismo tiempo el Gobierno y el Congreso tengan un discurso de inclusión social. Si se quiere mejorar la provisión de servicios públicos, sobre todo universales, y reducir la desigualdad, es inconsistente estar bajando las contribuciones e impuestos. No hay país que haya logrado redistribución y extendido sus servicios públicos sin tener un gasto social importante y basado en impuestos progresivos.